Órdenes sobre las visitas de los generales de la Armada a los navíos que llegan a Cartagena, esclavos que llegan sin licencia, dineros que se llevan a Santa Fe por las sentencias de la Audiencia, ampliación de los almacenes de la Aduana en Cartagena, concordia entre los oficiales de Hacienda.

El Rey Felipe escribe a los oficiales de Hacienda de la Provincia de Cartagena.
1. Acusa recibo de varias cartas fechadas el 21 de mayo y el 5 de noviembre del año 1577, y del 15 de marzo (I. 119) y 14 de junio de 1578.
Respecto a que los generales de la Armada y flotas que llegan a Cartagena “visitan los navíos y toman los registros” antes de llegar los oficiales de Hacienda, se pierde “mucha parte de nuestros derechos”, y habiéndose consultado con el Consejo de Indias “para remedio del exceso que en esto ha habido”, ordena que se cumpla la cédula “cuyo duplicado va con esta”, así como la otra cédula que le envía ordenándole que visiten las naves de “la dicha Armada y averigüéis las mercaderías y otras cosas que fueren en ella sin registro”.
2. Respecto “a la negligencia que decís ha tenido el nuestro Gobernador de esa provincia en no averiguar y sentenciar la causa que le remitistes sobre treinta y nueve negros que se sacaron del navío nombrado Nuestra Señora de la Concepción, que fueron sin licencia nuestra ni registro”, ordena al Gobernador “que con brevedad haga justicia en esto”, según la cédula que envía sobre este asunto, la cual deben entregarle.
3. Asimismo envía otra cédula al Gobernador por la cual ordena “que él o su lugarteniente vayan a hallarse presentes a la visita de los navíos que entraren en ese puerto y no su Alguacil Mayor” para que con ello cesen “los inconvenientes (I. 120) que referís se han seguido de haberse hecho lo contrario”.
4. Respecto a lo conveniente que sería para “el buen recaudo de nuestra hacienda … que los registros de los navíos que salen del puerto de esa ciudad pasen ante vosotros” y que las mercancías que “navegan de unas partes a otras vayan registradas, porque así se podría cobrar el crecimiento del mayor valor” de ellas, el Rey ha proveído “que esto pase ante vosotros con el Escribano de Registros, y así lo haréis de aquí adelante”. 
5.Respecto a lo que dicen que los visitadores enviados por la Audiencia del Nuevo Reino se llevan a aquellas tierras “las condenaciones que hacen para la nuestra Cámara y [que] las que se sentencian en la Audiencia y han ido en grado de apelación, las envían a cobrar” a Cartagena, como la Provincia de Cartagena está más cerca de los reinos de España, no es conveniente que estos dineros se saquen de las dichas tierras, “por el riesgo que el dinero tiene por los caminos”. El Rey considera conveniente que se haga así, para lo cual les envía una cédula. Les pide que se la envíen y le avisen “de su cumplimiento”.  
6. Respecto a la necesidad que hay de que se construyan almacenes en Cartagena “por estar tan vieja e irreparable (I. 121) la Casa de Aduana” y no tener espacio donde guardar las mercancías, “se pierde mucho de nuestros derechos”, y como le han informado que es tan importante para el “buen recaudo de nuestra hacienda que haya los dichos almacenes, haréis que luego se hagan, con asistencia y parecer del dicho nuestro Gobernador”, y para ello tomen prestados de la caja real 2.000 ducados, los cuales deberán devolver, tomándolos “de las condenaciones aplicadas a nuestra cámara que fueren cayendo”. 
7. Les dice que le parece bien que se hayan reconciliado, “y que sin pesadumbre ni diferencia” se dediquen a sus oficios, pues si vuelve a haber “pasiones entre vosotros, podrían resultar inconvenientes en deservicio nuestro” y como “no convendría se diese lugar a ello” les ordena     que provean “que la conformidad pase adelante, sin dar ocasión a que se os advierta más en este particular” (I. 122).