Orden para que los Generales y Capitanes de las Flotas y Armadas no bajen Cuerpos de Guardia al puerto de Cartagena.

El Cabildo de Cartagena ha informado al Rey Felipe “que los generales de las flotas y armadas que hasta agora han ido a la dicha ciudad, y estado en el puerto de ella … han acostumbrado a sacar y tener en tierra Cuerpo de Guardia de soldados” donde hay juegos y tablajerías, por lo que han sucedido “muchos desafueros e insolencias, cuestiones, muertes y heridas, de que la dicha ciudad ha padecido muy grande trabajo y desasosiego”, y como en esa ciudad hay Presidio de Soldados y Cuerpo de Guardia en la casa del Gobernador, si sacan otra guardia, “podría fácilmente moverse entre los dos cuerpos alguna revuelta que no se pudiese apaciguar sin mucho daño suyo y de el pueblo”, por lo cual no conviene que esa guardia se baje a tierra, ni se lleve a los sitios de juegos “ni tablajes públicos, suplicándome lo mandase proveer”. El Rey ordena a los capitanes y generales de las flotas y armadas españolas que al llegar a la ciudad y puerto de Cartagena y durante el tiempo en que permanezcan allí, “no echéis ni tengáis Cuerpo de Guardia en tierra, si no fuere con licencia de el mi Gobernador … y teniéndolo él por bien y no de otra manera, y que contra esto no vais ni paséis ni consintáis ir ni pasar en manera alguna” (I. 196).