Solicitud de información sobre la necesidad de tener los cargos de Ensayador y Fundidor, sobre las calidades de un candidato para esos cargos y si hay otros candidatos.

Teresa de Adrada, viuda de Diego de Simancas, ha informado al Rey Felipe que su marido le sirvió más de treinta años en la Provincia y ciudad de Cartagena “teniendo su casa poblada en esa ciudad, y en los oficios de Fundidor y Ensayador della, y estándolos sirviendo con toda legalidad y cuidado, el Tesorero desa provincia (I.321) le quitó la Casa de la Fundición y el oficio de Ensayador por arrendarlo en cincuenta pesos”, y como se quejó, el Rey envió una cedula solicitando información sobre este asunto, y “en este instante” su marido falleció, “dejando a ella y cuatro hijos y una hija con mucha necesidad y pobreza, como constaba por ciertos recaudos de que ante nos en el nuestro Consejo de las Indias fue hecha presentación”, por ello le suplica que en consideración a lo expuesto anteriormente, “mandásemos hacer merced de los dichos oficios a Juan de Simancas, su hijo, para los servir, y para ello se le diese la dicha Casa de la Fundición, y si fuese necesario nos serviría con los dichos cincuenta pesos en que así había hecho el dicho arrendamiento el dicho nuestro Tesorero”. Como el Rey quiere saber qué necesidad “hay destos oficios en esa provincia y el aprovechamiento que de haberlo se sigue”, cuánto valen al año, “qué edad, habilidad y méritos tiene el dicho Juan de Simancas” y si existen otras personas en esa provincia con las calidades necesarias para ejercer esos oficios, ordena al Gobernador de la Provincia de Cartagena que al recibir esta cédula, envíe “relación particular” al Consejo de Indias sobre este asunto, “y de lo demás que cerca dello os pareciere debemos ser informados, juntamente con vuestro parecer de lo que convendrá proveerse, para que visto, se provea lo que convenga” (I. 322).