Título de Muy Noble y Muy Leal a la Ciudad de Cartagena.

El Consejo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Cartagena, “atento a lo que los vecinos y moradores de la dicha ciudad nos habían servido y siempre nos servían en lo que se ofrecía”, solicita al Rey Felipe honrar y otorgar merced a la Ciudad de Cartagena, intitulándola como “Muy Noble y Muy Leal”. Como la Corona desea “la conservación y noblecimiento” de esa ciudad, “por la presente llamamos e intitulamos a la Ciudad de Cartagena, Muy Noble y Muy Leal, y le damos licencia y facultad para que de agora y de aquí adelante, perpetuamente, se lo pueda llamar e intitular, y ponerlo así en todas y cualesquier escripturas y autos que se hicieren y otorgaren y cartas que se escribieren y en todas otras cosas”, como se hace en otras ciudades” (I. 268). El Rey encarga a su hijo don Fernando, Príncipe de Asturias, y a los demás servidores reales de los reinos de España y de las Indias que hagan cumplir esta carta, “y contra lo en ella contenido no vayan ni pasen ni consientan ir ni pasar en manera alguna” (I. 269).