Orden para que no obliguen a los vecinos de la villa de Santiago ir a defender la ciudad de Cartagena, sino que les permita permanecer en su villa para defenderla de corsarios.

Juan de La Peña, en nombre de la villa de Santiago, ubicada en la costa de la Provincia de Cartagena, ha informado al Rey Felipe que como los Gobernadores de la provincia residen en la ciudad de Cartagena “por ser lugar más cómodo”, cuando “hay nueva de guerra, dáis y enviáis vuestros mandamientos con graves penas, para que los vecinos y habitantes en la dicha villa vayan a esa ciudad de Cartagena con sus armas e caballos, y dejen sus casas, mujeres y haciendas, sin haber necesidad dello”, y como la villa está en la costa, “donde pueden recibir mucho daño de corsarios”, le suplican que ordene al Gobernador que no los haga ir a Cartagena, sino que puedan quedarse en su villa defendiéndose “de los corsarios que a ella suelen acudir”. El Rey ordena al Gobernador que revise este caso, y que no hagan agravio a los vecinos de la villa de Santiago, para que no tengan causa para quejarse que sin necesidad, el Gobernador les ordena ir a Cartagena “con sus armas y caballos, sino que guarden y defiendan la dicha villa” (I. 718).