Orden para que se castigue al Tesorero por tener indios a su servicio, privados de su libertad.

El Rey Felipe informa al licenciado Castro, Presidente de la Audiencia de la Ciudad de los Reyes de la Provincia del Perú, que ha tenido noticia que Alonso de Saavedra, Tesorero de la Provincia de Cartagena, “tiene un hato de vacas y otro de ovejas, en los cuales trae treinta y siete indios de nuestros pueblos privados de libertad y doctrina cristiana, sirviéndose dellos”, y aunque en la visita realizada por el Obispo de la Provincia de Cartagena en su distrito para tasar los tributos le quitó a los indios, desde hace pocos días “los volvió a la misma servidumbre y tiranía”, y aunque le ha impuesto “muchas penas y mandado que no le admitan a los divinos oficios ni le administren los santos sacramentos, no los ha querido dejar y se sirve todavía dellos”, por lo cual le han suplicado ordenar que se ponga remedio a esta situación y se castigue al Tesorero “con todo rigor”. El Rey ordena al licenciado Castro que al llegar a la Provincia de Cartagena (I. 501), averigüe lo que “ha pasado y pasa” sobre este caso, “y para ello, hagáis las diligencias que sean necesarias, … y si por ellas os constare y halláredes en algo ser culpado el dicho Tesorero Alonso de Saavedra, procederéis contra él por todo rigor de derecho, castigándole ejemplarmente”. También ordena que las personas de quien deba ser informado, comparezcan ante él “so las penas que vos de nuestra parte les pusiéredes” si no acuden a su llamado (I. 502).