Menciona que enviado informes de todo lo que ocurre.
Informa que se recibió y se predica la Santa Bula, según orden real, y los ministros la administran, predican y cobran lo que está mandado.
Llegada de la Flota de Tierra Firme a Cartagena.
Demora de la llegada de la Flota por no tener sitios listos en Nombre de Dios para descargar, y como la hacienda es mucha, no tenían suficientes recuas para pasar la carga de Panamá a Nombre de Dios. 
Informa que las galeras son muy importantes porque custodian la costa y socorren a los navíos. 
Solicitud para que se envíe chusma para las Galeras desde La Habana y remos de EL Callao de Lima.
Mención sobre que muchos forzados que pagan sus condenas en las Galeras ya las han cumplido, pero siguen allí, pagados, para no dejar desarmadas aquellos navíos.
Informa que la galera que se construyó salió buena, fuerte y ligera y que había costado 6.500 ducados. Envía relación de su costo. Comparación de costos.
Solicitud para que se le pague el costo que tuvo la construcción de la Galera, y que no sea del dinero del Situado.
Informa que las Galeras visitaron el Cabo de la Vela y las rancherías de perlas en el Río de la Hacha el año que llegó el Gobernador y que el siguiente no, porque se estaba construyendo la Galera.
Acata la orden de no construir navíos según las especificaciones sugeridas por el Gobernador en una carta anterior.

Informe de don Pedro de Acuña, Gobernador de la Provincia de Cartagena, al Rey Felipe.
1. Menciona que ha dado noticia de “todo lo que se ha ofrecido” en los documentos que ha enviado, “y ahora la daré de lo que me ocurre”.
2. Respecto a la orden dada el 2 de noviembre de 1594 sobre “recibir y predicar la Santa Bula de la Cruzada, se hizo con mucha solemnidad” tanto en Cartagena como “en los demás lugares de su gobierno, y a los ministros que han entendido y entienden en la administración, predicación y cobranza de los susodicho, se les ha dado y claro, el favor y ayuda que tuvieren necesidad”. 
3. Menciona que ya ha enviado informe sobre la llegada de la Flota a Cartagena, “y del cuidado y diligencia que se pondría en su breve despacho y aunque el Marqués de Cañete ha hecho la diligencia posible en procurar que no se detenga”, no ha sido posible impedir la demora pues los navíos al llegar a Nombre de Dios hallaron “desacomodados (I. 1) de bohíos y casas en qué poder recoger y descargar la ropa”, y como “la hacienda que ha bajado del Perú [es] mucha”, y porque el tiempo ha “ayudado poco” en su despacho desde Panamá hasta Nombre de Dios, y porque en Tierra Firme ha habido falta “de recuas porque con la venida del inglés murieron muchas mulas con el excesivo trabajo que les daban”.
4. Informa que las galeras “fueron limpiando la costa y acudieron a lo que fue necesario, y creo que han sido de mucha importancia así para el socorro de algunos navíos, como para sacarlos de aquel puerto y del de esta ciudad”.
5. Reitera que en varias ocasiones ha escrito al Rey sobre la necesidad que tienen las galeras de “chusma …, así por la poca ayuda que las justicias hacen en enviar forzados” como porque muchos de ellos ya han cumplido sus condenas desde hace cuatro o cinco años, y “ganan sueldo de buenas boyas, que por ser en estas partes más crecido que en España, viene a ser mucha cantidad, de que se sigue daño al dicho situado, y no se les da libertad por no desarmar las galeras”, en lo cual “no deja de haber escrúpulo de conciencia, y hasta ahora no se ha proveído”. El Gobernador suplica al Rey ordenar que se resuelva este asunto “con brevedad, y que como en La Habana se han desarmado las (I. 2) galeras que allí había”, mande que se envíen los forzado que haya, que serían 30, según le escribió el General don Bernardino de Avellaneda a Acuña, “y las demás cosas que de las galeras se pudieren recoger, pues allí no son necesarias, y todas pueden servir en estas”.
6. Asimismo reitera que tienen necesidad de remos y que los que se hacen en estas tierras son muy costosos y duran poco, y como ha sabido que “de las galeras que se desarmaron en El Callao de Lima quedó cantidad de remos buenos y allí no son de provecho”, le suplica ordenar que el Virrey del Perú, don Luis de Velasco, “los envíe a Panamá sin flete en los navíos que de allí partieren, y que los Oficiales Reales de Tierra Firme los hagan poner en Cruces, de donde pueden venir por el Río de Chagre a Puerto Belo, y de allí los podrán traer las galeras de esta ciudad, porque con la venida a esta costa de la Armada Inglesa se gastaron muchos y se ha aumentado la necesidad que había de ellos”.
7. Menciona la carta del 12 de febrero de 1596 en la que informa al Rey que la galera que hicieron “había salido muy buena, fuerte y ligera por la bondad” de la madera (I. 3), y que había costado 6.500 ducados.
Con esta carta le envía relación de los gastos en que se incurrieron para construir la mencionada galera, el cual ascendió a “5.520 ducados y seis reales, que es un muy moderado precio” y que si se hubiera hecho en Sevilla hubiera costado lo mismo, “por ser bastardela, y hecha más a provecho que las [que] hacen los particulares en Génova, y por la prisa con que se hizo, sale más cara a mi cuenta 1.200 ducados de lo que costara si se hiciera fuera de la ocasión que se ofreció de la venida del inglés. Esta cantidad he tomado a mi crédito y se debe”.
Suplica al Rey ordenar que de la Caja Real de la Provincia de Cartagena se le pague esta suma, y que no sea del Situado de las galeras, porque aquel se consigna “para el sustento y conservación de ellas, y no para hacerlas de nuevo, porque con gastarse con harta limitación, son aquí los precios de todas las cosas tan subidos que apenas alcanzan a lo que es menester por lo menos”, y se pide crédito a los mercaderes mientras se cobra el dinero al Situado, pero “cuando son menester galeras, se proveen de España y se pagan de la hacienda de vuestra majestad” pues si se traen de España, costaría más que la que se hizo aquí, como pasó con la que el Gobernador trajo, y las otras que había antes de esta (I. 4). Todo esto “se ha excusado con hacerse acá, y también el riesgo y costa de traerla, que no es de poca consideración”.
8. Respecto a la orden que le da el Rey el 4 de octubre de 1595 para que mande “que las galeras visiten esta costa hasta el Cabo de la Vela para la seguridad de ella y de la granjería de las perlas del Río de la Hacha, y avise de lo que hiciere”, se cumplirá puntualmente. Afirma que está “maravillado de que se haya informado a vuestra majestad que no se ha corrido la costa, por[que] el primer año que aquí llegué se hizo, y el pasado no hubo lugar, por estarse haciendo la galera nueva y también por la nueva que se tuvo de la venida del enemigo”. Asegura que este año “la correrán”, así como “todos los demás que se pudieren, sin hacer falta a lo de aquí, como vuestra majestad manda”.
9. Informa que queda “advertido” acerca de lo que el Rey le mandó escribir sobre el “modo de navíos que me pareció convenía se induciese para poder llevar el oro y plata de estos reinos”, y asegura que “no se pondrá la mano (I. 5) en la obra de ellos, pues no han parecido a propósito”, ni se tiene orden del Rey para ello [registro A- CG-0136] (I. 6). 
En la última página dice con otra letra que esta carta está “en manos de Juan de Ibarra, su Secretario” (I. 8).