Noticias sobre enemigos ingleses que vienen hacia Cartagena y otros lugares a atacar las ciudades.
Informe sobre los reparos que se hacen a las fortificaciones de la ciudad en la Ciénaga del Ahorcado y en la Caleta.
Informe sobre el estado en que está la construcción de una Galera y la recuperación e instalación de la artillería que quedó en la Galera que se perdió en Veraguas.
Informe sobre la gente que puede defender Cartagena, que entre vecinos y gente de guerra suman 800 hombres.
Solicitud al Presidente del Nuevo Reino para que envíen gente para la defensa de Cartagena.
Solicitud al Rey para que se envíe gente de España para la defensa de Cartagena.
Longitud de la plata que se debe proteger en Cartagena, pues por cualquier parte de ella puede entrar el enemigo.
Envío de información a Panamá, Nombre de Dios y el Nuevo Reino de Granada sobre los navíos enemigos que fueron vistos.

Copia del Informe de don Pedro de Acuña, Gobernador de la Provincia de Cartagena, al Rey Felipe [registro A-OR-0145-01 Y 05]. 
Avisa que el 5 de diciembre le llegó una carta del Presidente de Santo Domingo, enviada por el Teniente de la Gobernación de Santa Marta, informando que la Armada Inglesa estaba por “la vuelta de Puerto Rico,  y el designio que trae” era venir a Cartagena, como podrá ver por la copia que envía con este informe,  y que esto lo tiene “con el cuidado que es razón, y así, aunque se entendía en fortificar esta ciudad, cuando llegó este aviso se hace agora con más calor y más diligencia, en que no me descuidaré un punto”. 
“La Trinchera del Ahorcado, que agora se llama de Santa Catalina, que he hecho, está muy buena, y con esto y haber hecho hacer en La Caleta unos baluartes grandes de troncones, y haber puesto en orden la artillería que hice traer del Escudo de Veragua, que había ido en la galera que se alzó, y la demás que he podido recoger” y con el “buen ánimo” que tienen los vecinos, promete que se defenderán, y no “se dejarán de hacer todas las prevenciones y trazas que pareciere convenir para ofender al enemigo, en caso que venga”.
Le recuerda que le ha escrito que como una de las dos galeras que guardan esta costa está “muy vieja y mal parada, y [por] no ser de provecho, había empezado [a construir] otra nueva por la necesidad que había della, y también porque si quisiera aderezar la vieja” costaría poco menos que hacerla nueva, y que como su construcción está tan avanzada, piensa “echarla al agua por todo este mes, y entiendo que saldrá muy buena, porque tiene muy buen talle y es toda de madera de cedro, muy fuerte y ligera para bajeles”.
Informa que la gente que “podrá tomar armas, así de sueldo como de la (I. 29) ciudad, parece que será hasta ochocientos hombres  poco más o menos”, lo cual es poco porque deben repartirse por la playa, la cual mide “2.900 pasos de largo”, pues el enemigo puede “desembarcar en toda ella, pero haciendo todos el deber como se espera, confío en Dios se tendrá buen suceso”.
Aunque está seguro que de Puerto Rico se le dio aviso a su majestad de lo que le informó el Presidente de la Isla Española, don Lope de Vega, le envía el presente informe “por si acaso se hubiere perdido o no hubiere llegado allá”, para que esté advertido de lo dicho por el mencionado Presidente, y “del estado en que quedan las cosas desta ciudad, para que … provea y mande lo que más pareciere convenir a su real servicio”.
Informa que cuando recibió la carta del mencionado Presidente, envió a Panamá y a Nombre de Dios “un barco con una copia della para que estuviesen prevenidos y avisados de lo que dice y pudiesen ordenar lo necesario para defender aquel puerto”.
También avisó al Presidente del Nuevo Reino de Granada, según la costumbre, y le pidió le “socorriese con alguna gente para esta ocasión, aunque por ser tan lejos y la dificultad que hay en subir por el río, creo no llegará a tiempo, porque por lo menos son menester dos meses y medio para ir y venir”, sin contar lo que se demora reclutar gente, y no tiene “mucha confianza en ello” pues le han informado que “la gente que suele bajar es poca y no muy ejercitada” y así las cosas, sería más fácil que la gente se envíe de España (I. 30).
Nota al final del documento que dice que esta carta está en manos del Secretario del Consejo de Indias, Pedro de Ledesma (I. 32).