Aviso de la llegada de cédulas sobre el despacho de la plata que se envía cada año a España.
Despacho de varias cartas hacia el Nombre de Dios, Nuevo Reino, Audiencia de Guatemala y los oficiales reales de Honduras.
Orden dada para que se lleve a Cartagena una galera de Santo Domingo para custodiar la costa.
Informe sobre los arreglos que se hacen a las galeras, su costo y el estado en que quedan.
Solicitud para que se envíen galeras nuevas, cuyo costo sería menor.
Solicitud para que se les dé libertad a los galeotes que han cumplido sus condenas y se envíen otros para las galeras
Informe sobre el estado en que queda la gente de guerra.
Solicitud para que se defina quiénes quedarán encargados del manejo de los dineros destinados para las obras de fortificación de Cartagena.
Descripción del estado en que se encuentra el Fuerte de San Matías y propuesta para que se deshaga, financiando esta obra con dineros de la Hacienda.
Informe sobre las acusaciones que se le hacen al Gobernador sobre el manejo de las cuentas de la Hacienda Real, y descripción detallada de lo que se ha hecho.
Solicitud para que el Rey provea lo que se le pide, especialmente relacionado con asuntos de defensa de la ciudad, tales como municiones, armas y gente.

Informe de don Pedro de Ludeña, Gobernador de la Provincia de Cartagena, al Secretario del Rey, Juan de Ledesma.
1. Avisa que en los navíos que arribaron a Cartagena el 8 de diciembre de 1590 y el 6 de enero llegaron dos órdenes sobre el orden que se debe seguir para “el avío de la plata que cada año va de estos reinos”, pues es “muy necesario y conviene así para la seguridad de lo que se lleva, como para que la cantidad sea mucha”, pues así los particulares “se animarán a llevar o enviar sus haciendas, con que se enriquecen tanto esos reinos”.
Informa que los despachos que iban para Nombre de Dios ya fueron enviados, igual que los que iban para el Nuevo Reino, la Audiencia de Guatemala y para los Oficiales reales de Honduras. 
2. Comenta la orden que tiene del Rey para que se traiga a Cartagena “una galera de las de Santo Domingo que está para servir, para que con ella se armen las dos que ha de haber en esta costa”, pero duda que con las dos que hay allí se pueda armar una bien, y le informa que en el arreglo de la galera patrona se gastaron el año anterior más de cinco mil pesos, y todavía faltaría gastar otros dos mil “para que pueda salir cinco o seis leguas a la mar, [y] que hacer viaje a Nombre de Dios para acompañar la plata de este año será imposible, por haberle roto un rayo el árbol mayor y no hallarse otro en esta tierra qué poner”. 
La galera capitana se arregló muy bien y a mucho menor costo, como se verá por la cuenta que le envía, y resalta el trabajo que realizó en las cuentas el Tesorero Tristán de Uribe Salazar, quien reemplazó (I. 1) a don Luis de Guzmán, y además “hace él de Proveedor y Pagador de las dichas Galeras”, y tiene “calidad y habilidad para servir a su majestad en este y en otros mayores cargos, y parece bien la fidelidad con que procede”, pues logró sacar el costo para aderezar la capitana a un precio mucho menor. 
3. Con la venida de la Galera de Santo Domingo y la que se arregló en Cartagena, “podrán servir dos años y no más, y esto mandando su majestad proveer de algunas cosas que les faltan que no se hallarán en las Indias”, tales como remolares, comitres [sic], árboles mayores, remos y otras cosas que van relacionadas en la memoria adjunta, y confirma ser cierto “que es gran lástima que gastándose cuarenta mil ducados cada año con estas Galeras y andando tan empeñadas, estén tan mal aderezadas y tan faltas de todo”, y seguirá siendo de esta manera hasta que envíen “otras nuevas”.
Informa que la mayor parte de la chusma, o galeotes que sirven las galeras ya han cumplido sus condenas y por una carta del Rey a Antonio González “parece que se le remite el mandar dar libertad a los que hubieren cumplido, o que se les pague sueldo de buenas boyas, y aunque esto es tan justificado, tiene muy grandes inconvenientes, y basta estar [a] doscientas leguas de este puerto para que tenga dificultad lo que ha de proveer,  mayormente siendo esto tan ajeno de su profesión”, por ello le suplica “mandarlo advertir y proveer”, para que no “dejen las galeras desarmadas sin pensarlo”, pues habrá que enviar muchas personas a las Galeras y “no bastarán cuatro situados” para costearlos.
Respecto al estado del Presidio de Cartagena, ya ha informado sobre las naves “que llevó el General Pedro Meléndez, [y] después, en la flota que llevó Juan de Uribe”.
Le informa que “yo no puedo pasar adelante ni entretener la poca gente que me queda sin paga y que sin su majestad me haya hecho merced de proveer acerca de ello”, pero asegura que estará atento a la noticia que le dio sobre la salida de Drake, y “que cumpliré con mi obligación como debo”. 
4. Informa que el Procurador Bartolomé Campuzano viajó a la Corte en noviembre 24 de 1590, trajo varias cédulas por las cuales “se provee alguna cantidad (I. 2) de dineros para la fortificación de esta plaza, y la forma que se ha de tener en la cobranza, guardia y paga de la obra”, fechadas en mayo 27 de 1589 [registros A-OR-2053, 2054 y 2055] y otra de noviembre 23 de 1588 para los oficiales reales, la que aparentemente se contradice, pues una de ellas dice que lo que valga “lo procedido del repartimiento y imposiciones y sisa para la dicha fortificación, se ponga en una arca con tres llaves” que quedarán en manos del Gobernador, del Ingeniero y del Pagador, y la última cédula ordena que esos dineros deberán “entrar en poder de los oficiales reales, y ellos han de pagar”. Le ruego proveer lo necesario “de manera que acá se proceda con claridad”.
5. El dinero mencionado se cobraba “con mucho despacho …. para la necesidad que esta ciudad tiene, especialmente el Fuerte de San Matías que está a la entrada del puerto, es de tanta importancia”, el cual está construido de tabla, madera y arena, y “no se puede ya tener en pie”, y sería conveniente que “se deshiciese con brevedad, si su majestad prestase alguna cantidad que le volviésemos después de la misma Hacienda”, por ello le suplica “mande advertir y proveer luego”. 
6. Comenta que tanto por los documentos de Diego Daza enviados por el doctor Antonio González, “como por algunos traslados que yo he enviado, habrá vuestra merced entendido la maraña que hubo” con el propósito de vengarse del Gobernador, y también por la Visita y cuentas que hizo el señor González, “habrá vuestra merced visto la fidelidad y verdad con que se sirve la Hacienda Real, y que se le ha enviado en cada flota todo lo que de ella ha habido sin detenerle un real”. Asimismo informa que se ha gastado “todo lo procedido de la imposición de la agua de Turbaco en la obra de ella” y de los repartimientos para la construcción de la Iglesia Catedral, que se verificaron las cuentas “de lo gastado en los soldados de este presidio y así mismo el buen orden que se tenía en los navíos de negros y parte que a su majestad toca en ellos”, y afirma “que el mayor precio en que se vendieron los negros en el tiempo que el señor Presidente asistió a ellos, no llegó al menor que los oficiales reales y yo habíamos hecho, y siendo estas las principales acusaciones que se nos hacían, y teniendo tan poca verdad”, podrá creer que las demás acusaciones “van por ese camino, pues la mayor parte de los testigos son inducidos y apasionados, como [le] habrán informado”, y ninguno de ellos dirá que son testigos por haber visto algo, y sólo dirán que saben “de oídas, porque los autores de esta invención lo fueron también de echar fama en las plazas y calles y casas de (I.3) este lugar para que a lo menos se pudiese probar eso”. 
7. Informa que es muy inconveniente no recibir respuesta a las cartas que se escriben desde estas tierras pues “no se provee a muchos inconvenientes y cosas de gobernación que están suspensas”, por ello le suplica mandar que se provea “mayormente en las cosas de la guerra, y en las armas y municiones que he pedido” pues la humedad de Cartagena es muy grande y “por muy gran cuidado que se tenga, gasta el hierro y todo cuanto en ella hay”.
Al final le suplica que le avise sobre la salud del Presidente y la de su madre (I. 4).