Noticia de la llegada del oro y la plata del Rey y de particulares a Panamá.
Noticias de barcos corsarios en Chile.
Remisión de la Residencia tomada al anterior Gobernador de Cartagena, Visita a las Galeras de la Guardia y cuentas de la ciudad.
Solicitud de gente, artillería y pólvora para la defensa de Cartagena.
Reparos y otras obras de defensa que se hacen en Cartagena por orden de Tejeda.
Demora de la Flota de la Nueva España para su llegada a La Habana.
Requerimiento de pólvora para defender La Habana.
Solicitud del Alcalde de la Fortaleza de La Habana para tener control sobre el situado, su caja y sus cuentas.
Navegación por las costas del Atlántico en busca de corsarios: no hay noticias de ellos.
Informe sobre las muchas riquezas que llevará a España la Armada Real.

Sesión del Consejo de Indias del domingo 23 de agosto de 1587, para revisar varios temas contenidos en “un despacho que trajo Juan de Alcega, que vino en el navío de aviso último que salió de Tierra Firme” a finales de mayo.
1. El Gobernador de la Provincia de Cartagena, Pedro de Ludeña, informó por carta del 28 de mayo al Rey Felipe, que la segunda Armadilla del Perú llegó a la ciudad de Panamá “con cuatro millones para su majestad y particulares, de que daría más cierta y larga cuenta el general Álvaro Flores”, y que el Alcalde Mayor del Nombre de Dios le había informado que el 14 de dicho mes “había bajado allí la plata de su majestad, y que la de particulares bajaba por el Río de Chagre”, y esperaban su llegada en cuatro o cinco días, y que según los informes del almirante de la Flota de Tierra Firme, tanto aquella como la Armada Real saldrían de Cartagena el 8 ó 10 de junio.
2. El Alcalde Mayor del Nombre de Dios le había informado que la Audiencia de Panamá le había ordenado por una provisión que estuviese preparado porque el 17 de mayo habían aparecido en el puerto de La Concepción, Chile, “tres navíos y una lancha de enemigos, y que este aviso había dado el Virrey”.
3. Le informa que con la Armada le enviará los documentos de la Residencia que tomó al anterior Gobernador de la Provincia de Cartagena, la Visita que hizo a las Galeras de la Guarda de aquella costa y la “relación de las cuentas de aquella ciudad”.
4-5. Le solicita que le envíe “la gente, armas, municiones y artillería” (I. 3) solicitadas pues del Nuevo Reino no le habían respondido a su petición sobre proporcionarle 300 hombres, y como “se tenía por dificultoso sacarlos de allí”, sería mejor enviarlos de España.
6. El Maestre de Campo Juan de Tejeda ha informado al Rey por carta del 15 de febrero, que “no podía acudir a Puerto Rico y Santo Domingo, como se le mandó, que procuraría reconocer la Cabeza de los Mártires, y hacer en La Habana lo que convenga, y que traerá de todo larga relación”. 
7. Antes de partir de Valencia hacia las Indias, Tejeda “dijo a Antonio de Eraso que pensaba llevar consigo media docena de soldados de Flandes” pues eran oficiales con experiencia y “de quien tenía larga satisfacción”, y que en su nombre solicitara al Rey “algunos entretenimientos para ellos”. Eraso le respondió que los llevase, que trataría el asunto con el Rey, pero como murió antes de hacerlo, el asunto “quedó así”. Tejeda trajo los soldados y les dio oficios en la Armada Real, y como la Compañía del Capitán Paniagua quedó vacante, pidió al General de la Armada, Álvaro Flores, “la diese a un Alférez de aquellos que fue sirviendo sin sueldo que se llama Antonio Maldonado, que es muy buen soldado; fuelo en Flandes y Sargento y Alférez muchos años, y de quien asegura acertará a servir a su majestad”. El General Flores está a la espera de la confirmación del cargo, por ello “suplica se le envíe el título”.
8. Por otra carta de la misma fecha Tejeda le informa (I. 4) sobre los “reparos que quedarían hechos allí en Cartagena, con que aquella ciudad estaría en defesa” [registro A-CG-0073-03], y que el Capitán Paniagua, “que era buen soldado, quedaría por Capitán y Sargento Mayor”.
9. Informa que pidió al general Flores que dejara en Cartagena “la artillería que se le había mandado dejase en Panamá, porque allá había la que bastaba”.
Por otra carta de Tejeda fechada el 28 de mayo y por una del General Flores “se entenderá cuán cerca quedaba su partida, que sería breve”, que había acabado los reparos que se hicieron en Cartagena, “aunque eran de prestado”, y que “no había resolución en la gente, ni artillería”.
10. Por otra carta del 28 de mayo escrita por don Francisco Martínez de Leiva, se enteró que el 16 de aquel mes el general Flores le escribió desde el Nombre de Dios diciéndole que con mucha prisa “despachase a su majestad un navío de aviso con la nueva de la venida de la Armadilla, y la del oro y plata que traía así de su majestad, como de particulares, cuya relación enviaba por extenso”, y que envía a Juan de Alcega con las cartas que recibió de Flores para el Rey.
11. Informa que Diego Fernández de Quiñones, Alcalde y Capitán de la Fortaleza de La Habana, por carta fechada el 20 de junio para el Rey, “dice que aguardaba por horas la Flota de Nueva España” y que en ella le venían 350 hombres “y solamente cinco quintales de pólvora”, pero que  (I. 5)se requiere más pólvora y mecha [registro A-CG-0076-06].
12. También dice que es conveniente que dicho Alcalde tenga llave de la Caja del Situado de aquel fuerte, junto con los oficiales, “y que pueda tomar las cuentas de él”.
13. ”Que la gente de Nueva España se entretenga allí y sea proveída porque no viene sino por seis meses”.
14. Informa que se hará de inmediato lo que deje ordenado el Maestre de Campo Tejeda.
15. Informa que Pedro Menéndez Marqués, andaba navegando para averiguar si había poblados de enemigos en aquella costa.
16. El Contador de La Habana “es muy inquieto y conviene mudarle a otra parte”.
17. Informa que hacía tres meses que las Galeras de la Guardia “faltaban de aquel puerto” y es conveniente ordenar que estén allí.
18. No había noticias de corsarios en la zona.
19. El Capitán Tomás Bernardo escribe desde La Habana el 20 de junio al Rey informa que llegó de la Nueva España a donde viajó “por bastimentos para la Armada”. Que salió de allá después que partió la Flota de la Nueva España, la cual debía llegar en cuatro días, “y que viene más rica que nunca, porque demás de lo procedido de las rentas reales, trae prestados de 700 mil pesos arriba y mucha grana y cueros”  (I. 6).