Carta del General de la Armada Real, avisando que no ha llegado ningún navío al Nombre de Dios desde hace un mes, y enviando duplicados de las cartas que ha escrito al Rey para que los envíen a España desde Cartagena.
La gran tormenta que hubo en el Callao destruyó el puerto, la mercancía que estaba allí y los navíos en que venía, y por los temblores de tierra que siguieron, se perdió la ciudad de Lima, quedando en pie solo el monasterio de San Francisco, donde el Virrey tuvo que alojarse.
La Armada Real continúa esperando la llegada del oro y plata de los impuestos del Rey, los cuales no han llegado del Perú a Panamá.
La Armada Real está resguardada, y algunos patajes han salido a custodiar las costas e islas buscando corsarios.

Carta de don Álvaro Flores, General de Armadas,  posiblemente dirigida al Gobernador y oficiales reales de la Provincia de Cartagena, fechada en Nombre de Dios, el 4 de diciembre de 1586.
1. Informa que en otra carta que les envió en el pataje que partió el 2 de octubre “dí cuenta de todo lo que había de nuevo” en el Nombre de Dios y lo que tiene que ver con la Armada Real, y como desde hace un mes “no ha llegado aquí navío de esas partes”, depacha este con los duplicados de las cartas que ha escrito al Rey.
2. Un navío que llegó del Perú “trae nueva de que salió tanto la mar en El Callao, que se anegó y las mercadurías que estaban en él y en los navíos que allí habían llegado de Nueva España” se perdieron, lo mismo que los navíos, y que esta “tormenta llegó a Lima ... con grandes temblores de tierra, se perdió la ciudad y no quedó casa entera, sino fueron el Monasterio de San Francisco y el cuerpo” de otra iglesia. El Virrey tuvo que retirarse a San Francisco “donde se le hizo un bohío de tablas”, y los trece o catorce personas de la ciudad que se salvaron se alojaron en “la plaza y campos con tiendas. Llega el daño según escriben a tres millones”.
3. No sabe “cuándo bajará a Panamá” la Armadilla del Perú. Cuando tenga noticia de su llegada, partirá del Nombre de Dios “a traer la plata y oro de su majestad y particulares con los mesmos navíos” que entró a ese puerto, “y más si fueren necesarios”.
4. Informa que la Armada Real está resguardada, con excepción de “algunos patajes que andan por estas costas e islas descubriendo si hay algunos corsarios, y de ninguno se tiene nueva ahora”.
5. En esa ciudad “hay mucha falta de todas las cosas necesarias y si llegase la flota antes de la Navidad será una de las mejores que ha venido de las Indias, pues con esta pérdida del Callao y Lima, será mucho mayor la flota”. Si llega después, “será tan ruin como las flotas pasadas, y esto se entiende habiendo también bajado la Armadilla, pues no viniendo, no habrá mercaderes que compren”.
6. Le suplica enviar al Rey “los despachos que aquí van míos” (I. 1).