Informe sobre la visita realizada en la Provincia de Cartagena a los frailes de la Orden de Santo Domingo.
Necesidad de construir monasterios para que se recojan en clausura a los frailes de la Orden de Santo Domingo.
Informe sobre cómo y dónde viven los frailes de la Orden de Santo Domingo de la Provincia de Cartagena. 
Solicitud para que se envíen más frailes de la Orden de Santo Domingo para la doctrina.

Carta del Gobernador Pedro Fernández de Busto al Rey Felipe II, en nombre del Visitador de la Orden de Santo Domingo.
1. El maestro Domingo de Alzola, fraile de la Orden de Santo Domingo, enviado por su majestad y por el General de su Orden a visitar los monasterios y frailes de la Provincia de Cartagena, le solicitó al Gobernador escribir al Rey sobre su visita y el estado en que encontró su Orden, y como esto “toca al servicio de vuestra majestad” y porque este padre, “con el gran celo que muestra de reformar sus frailes, y con la buena fama que deja donde quiera que llega”, convida a ayudarlo en su reforma.
2. Afirma que una de las razones por las cuales los frailes de esta orden y de las otras que hay en esa provincia no guardan “la observancia de su estado”, es porque no tienen casas ni iglesias “para su recogimiento y clausura, para poder hacer con decencia los divinos oficios”, pues en muchos sitios viven en bohíos “que no tienen forma alguna de monasterio” y , en otras, aunque se están empezando a hacer casas e iglesias, no se pueden encerrar como conviene, y como no tienen cómo financiar su terminación, “toda la vida están sin clausura”, fuera de los conventos, y otros frailes deben andar “buscando qué comer”. Afirma que si no se remedia esta situación, no sabe cómo “se le pueda poner reformación que baste, ni el celo del Visitador y sus trabajos pueden ser del efecto que él desea, porque en ausentándose, volverán a su primera costumbre, y es lástima ver la necesidad que estas tierras tienen de doctrina y ejemplo de religiosos”.
También advierte que aunque el Rey ha ordenado al Presidente y Oidores de la Audiencia del Nuevo Reino que los frailes hagan monasterios repartiendo los costos entre la Hacienda de su majestad, los vecinos y naturales por tercios, no se ha cumplido y no sabe la causa (I. 1) pues cree que si se ordenara, tanto los vecinos como los naturales “no lo dejarían de cumplir con alegría, por ver que ello se empleaba en tan buena obra”, y como los edificios serían humildes, se harían casas e iglesias moderadas, se podría dar alguna orden para que se les ayudase con algo pasa su sustento, “poniendo en cada monasterio el número de religiosos necesarios para aquella tierra y no más”. De esta manera se podrían poner la clausura y observancia que conviene, “y la visita surtiría su efecto”. 
3. Informa que el Visitador enviará a un fraile con poderes, para tratar este asunto y para traer más religiosos, pues “aunque padecen las necesidades arriba dichas, conviene que vengan algunos más, porque en la tierra son menester, y también en los dichos monasterios. Y aunque siendo más en número pueden padecer mayor necesidad temporal, tanto se teme menos peligro de lo espiritual y mal ejemplo, cuanto más acompañados se hallaren” (I. 2).