Informe sobre asuntos de la Gobernación de la Provincia de Cartagena.

Envío de soldados para enfrentar ataques de ingleses y negros sublevados en el Mar del Sur.

Aviso de la muerte del Obispo de Cartagena y donación para financiar la construcción de la Catedral de Cartagena.

Asedio de ingleses en Tolú y en la costa de la Provincia de Cartagena.

Defensa de la Armada de Galeones.

Quejas sobre la visita practicada por el Teniente de la Armada de Galeones a un navío de negros.

Solicitud para delimitar las atribuciones legales de los generales, capitanes y otras personas de las Armadas Reales.

Argumentos sobre la conveniencia de tener galeras para la guarda de las costas, en vez de galeones.

Solicitud para que se envíe al Cosmógrafo de Galeones para terminar la obra para traer agua desde Turbaco a Cartagena.

Pedro Fernández de Busto, Gobernador de la Provincia de Cartagena, informa al Rey Felipe II sobre los siguientes asuntos:

1.En la flota que salió de Cartagena el 23 de mayo envió relación “de todo lo de esta provincia”, y en septiembre del año pasado, vía Santo Domingo, le informó que el Virrey del Perú, Francisco de Toledo, envió 250 soldados y mulatos con un capitán a la guerra contra ingleses y negros cimarrones que andaban por el Mar del Sur. Da aviso para que en España no se gaste más dinero en este asunto pues lo que gastó el Virrey “basta para el remedio deste negocio”.

2.Informa que el Obispo de la Provincia de Cartagena murió el 9 de septiembre, y dejó sus bienes, los cuales ascienden a 2.500 pesos, para la obra de la Iglesia Catedral de Cartagena, la cual se está construyendo “y va en muy buenos términos”. El Deán y Cabildo eligieron a Juan Fernández como Provisor, “el cual la rige y gobierna con mucha quietud”.

3.Informa que hace 18 meses reside en la costa un inglés con 60 compañeros “en dos fragatas armadas y artilladas, y de veinte bajeles y fragatas … que había en el trato desta costa, ha tomado los doce o catorce dellas”, y como en una de ellas venía el Oidor Juan Rodríguez de Mora a cumplir una comisión, fue tomado por los ingleses con su escribano y su alguacil y los documentos que traía. En Cartagena “se vieron cuatro velas en la mar por el atalaya que tengo en esta ciudad”, se dio aviso a Miguel de Eraso, persona encargada por Cristóbal de Eraso de la guarda de aquella costa, quien salió con dos fragatas y un galeón a buscar los barcos, pero no los encontró y volvió al puerto diciendo que era falsa alarma. Al día siguiente se supo que los ingleses habían tomado a Juan Rodríguez de Mora: el Gobernador envió a unos arcabuceros vecinos de Tolú a defender su pueblo, pero al llegar encontraron que los ingleses habían soltado a Juan Rodríguez y a su alguacil (I. 1), a cambio de “ciertas piezas de plata labrada”, pero se llevaron al escribano con todos los papeles “a rescatar a Veragua”, y hasta allí llegó Miguel de Eraso con sus navíos, “tomó al dicho escribano y los papeles, y con sus navíos vino a surgir a la villa de Tolú”, se le pidieron los papeles de parte del oidor y “no los quiso dar”, mas un alcalde de aquel pueblo recuperó los papeles para enviarlos al Oidor. Al enterarse Miguel de Eraso que el alcalde los tenía, envió soldados armados a buscarlos, y “con malos tratamientos y amenazas se los quitaron y los llevaron al dicho don Miguel”, quien partió hacia el Nombre de Dios llevándose los papeles. El 10 de septiembre volvió a Cartagena con sus navíos y luego de negarse, los entregó al oidor, quien en ese episodio “tuvo harta cordura y sufrimiento”. Miguel de Eraso visitó uno de los navíos de negros que llegó a Cartagena antes que lo hicieran los oficiales reales y el alguacil mayor de esta ciudad, “contó los negros y hizo por su mandado abrir las cajas que venían en el navío, y antes desto envió una lancha con un alguacil y gente para que surgiese el navío de los negros fuera del puerto para visitarlo más a su a placer”, pidió el registro de lo que allí venía al maestre del navío, y como se opuso, lo sacó del navío y lo “trató mal de palabra”. Como resultado de estas prácticas, “no hay navío que ose entrar en este puerto, ni fragata del trato”, por el maltrato que se les hace, y el Gobernador no puede “remediar estos daños porque se hacen tres leguas desta ciudad en la boca del puerto”, y para hacerlo tendría que ser “con mano armada, como él lo está en sus navíos”. Le ruega poner remedio en esto, para que los generales de las flotas y armadas no tengan “jurisdicción ninguna en tierra”, porque si la tienen, cometen enormes delitos que quedan sin castigo.

4.Informa que el licenciado Juan Rodríguez de Mora se ha detenido unos días en Cartagena después de terminar su comisión, “por estar cerrada la boga y navegación del Río Grande”, y partirá cuando mejore el tiempo. Considera que podría servir al Rey “en más que lo que agora sirve”, por ser buen cristiano, buen juez y “celoso del servicio de vuestra majestad”.

5.Envía informe con su opinión y la de otras personas de la provincia sobre lo que le solicitó el Rey Felipe en octubre de 1576, acerca de si “será más necesario y de más fruto que haya galeras para la guarda desta costa y no galeones, y si se podrán hacer acá las galeras, y de qué se podrán pagar” (I. 2). Le suplica que despache con brevedad “algunas cosas que tocan a vuestro real servicio y al aumento desta ciudad” de las que le hablará el Procurador de la Provincia de Cartagena, y también le solicita enviar a esas tierras a Alonso Álvarez de Toledo, Cosmógrafo de Galeones, “para dar fin en la traída del agua de Turbaco a esta ciudad, que en su ausencia ha hecho falta para esta obra y cuenta a su cargo” (I.3).