Importancia de los informes escritos por personas que viajan a la Provincia.
Situación delicada en el manejo de los asuntos de la Real Hacienda.
Controles impuestos a los oficiales de Hacienda en el manejo de los dineros del Rey.
Preparación de jornadas para poblar las tierras de Urabá y las que están entre los ríos Cauca y Magdalena.
Envío de sabandijas y animalejos para regalar a la reina y a las infantas.

Francisco Bahamonde de Lugo, Gobernador de la Provincia de Cartagena, escribe a Juan de Obando, Presidente del Consejo de Indias sobre varios asuntos:
1. Informa que al llegar a esa Gobernación le escribió “avisándole de lo que me parecía convenir, remitiéndome a una que escribí a su majestad en su Real Consejo” y como podrá informarse por el contenido de esa carta, esta que le escribe “solo valdrá para suplicar a vuestra señoría me tenga debajo su amparo, gracia e favor” y para ponerse a sus órdenes en lo que requiera, que “con sumo cuidado lo cumpliré”.
2. Hace referencia a la variedad de asuntos que suceden en estas tierras, menciona algunas cartas que ha enviado y afirma que otros servidores reales harían bien en escribir “lo que pasa, aunque hiciérese larga escritura”. Menciona que en la carta enviada al Rey “refiero algo, y por una información que envío se verá parte dello ... (I. 1)",  y que le escribió al Adelantado Pedro Menéndez sobre “cómo puede hacer las diligencias en este caso y le envió un traslado desta información”. [Es probable que este tema sea confidencial, pues es poco lo que se entiende del texto].
3. Informa que después de morir su Teniente, ha estado muy ocupado con “toda la carga de los negocios de Residencia, cuentas, de concejo, gobierno y guerra, porque no me he querido fiar de los letrados del pueblo, por estar muy prendados”, por ello no ha podido visitar la Real Hacienda. Luego se hará cargo de ella. Lo que hasta ahora ha averiguado es que el Factor e Tesorero “es hombre muerto, viejísimo y no tiene memoria, pies, ni manos, ni puede él solo manejar todo" ... y que las cosas andan tan mal “soltando, perdonando, disimulando” las cuentas, que no se registra lo que entra en el libro de la caja real. Como ha hecho algunas diligencias a este respecto, “a las cuales ha estado algo inobediente este Contador”, ha habido ya quejas contra él, pues “lo que aquí querían es que no les pidiesen cuenta, ni que pagasen, ni que hubiese diligencia en mirar no hurten, ni encubran, sino que vivan como ellos quisieren”, por lo cual le pide (I. 2) que lo defienda cuando reciba quejas en su contra, “porque les dirán soy recio e que hago demasiadas diligencias con rigor, que no les guardo sus preeminencias porque me han querido requerir no me entremeta en nada” pues les ha mandado que en su presencia se guarden los cobros en la caja real, que firmen el libro, que no tengan granjerías, que no se sirvan de los indios, que no pongan a sus criados por capataces de los indios, sino que él los examine para esos oficios, que los contrabandos se denuncien en su presencia y que no fíen, y  como “comienzan a decir no hay tan mal hombre como yo …, de ello me baño en agua rosada, porque me [he] de desvelar en lo que tocare a la Real Hacienda”. Tampoco le preocupa que los mercaderes se quejen de él y si el Presidente requiere más informes sobre este asunto, le enviará las escrituras y papeles que requiera; “confíe vuestra señoría de mí, que hago el deber con mucha limpieza y esta tierra … la pondré en mucha razón, que tiene harta necesidad de política”.
Informa que un Regidor llamado Juan de Villoria presentó su título ante el Cabildo de Cartagena y no fue recibido pues se comentaba que tenía “enemistades entre gente principal desta tierra”, pero él lo hizo recibir, con la condición que presente aprobación del Rey, por ello le pide que “su majestad me lo vuelva a remitir para que provea en el caso justicia, “porque o los haré amigos e los allanaré, o no lo admitiré”. 
Como su deseo es aumentar la Gobernación y que progrese (I. 3), “ayudará mucho poblar algunas provincias de ella a do[nde] se sabe hay muy ricas minas e naturales” y como antes de partir el Presidente del Consejo le dijo, “anda y pobla eso de Urabá”, ha hecho pregonar “dos jornadas y darlas a personas facultosas que vayan con gente a su costa” a poblar esa tierra, les ha dado instrucciones para el buen tratamiento de los indios y la forma en que lo deben hacer, las cuales le enviará más adelante. Considera que es importante para la provincia “armar las gentes que luego irán con negros a sacar oro”, porque hay pocos pueblos poblados en esta Gobernación y por ello le suplica que le envíen provisiones para ello “e para repartir la tierra entre quien lo mereciere, y mi remuneración quedará para después de hecho el servicio”. Una de las jornadas se hará en Urabá y la otra entre los ríos Cauca y Magdalena.  
Le informa que podrá averiguar lo que sucede en esa Gobernación con el licenciado Castro, “Gobernador que fue del Perú”, quien viaja desde Cartagena hacia España y conoce lo que ocurre en estas tierras, y le suplica “mande despachar” lo que le pide en esta carta (I. 4).
4. Respecto a la orden que le dio de mandarle “la descripción e alturas e parajes desta Gobernación”, queda pendiente, pues requiere de una memoria más explícita sobre este requerimiento. Cuando la reciba, “lo haré con mucho cuidado e presteza”.
Finalmente le informa que anda “juntando algunas sabandijas e animalejos de por acá, para poder enviarlos a vuestra señoría, que pueda dar a la reina o a las infantas”, lo cual le enviará en la próxima flota que llegue  (I.5).