Dificultades afrontadas por el Juez encargado de la Residencia contra Díez de Armendáris en el Nuevo Reino, Santa Marta y Cartagena.
Restitución de pueblos de indios a la Corona.
Solicitud de restituir las tierras de Antiocha a la Provincia de Cartagena.
Muerte de Sebastián de Benalcázar.

Pedro de Heredia, Gobernador de la Provincia de Cartagena, menciona al Rey Carlos I otras cartas que le ha escrito sobre lo que “hasta aquí se ha ofrecido” y le informa que el licenciado Corita, después de haber estado en el Nuevo Reino y en Santa Marta tomando Residencia a Miguel Díez Armendáris, a sus tenientes y oficiales, ha llegado a Cartagena, y ha sabido la poca justicia que pudo hacer en el Nuevo Reino “ a causa de la estrecha libertad que los Oidores de la Real Audiencia que allí reside[n] le pusieron para desagraviar a tantos querellosos” que han llegado a la Provincia de Cartagena, unos para viajar a España a “pedir remedio” al Rey y otros, para “no estar en donde fuesen acabados de destruir", y ha sabido “cuán desfavorecido y solo estuvo el Licenciado Corita para tomar la Residencia, y la gran limitación que con él se tuvo así en el entendimiento de sus provisiones”, como por el poco tiempo que tuvo para revisar “los negocios de calidad”, y cómo los mencionados oidores se entremetían, “estorbándole e poniéndole inconvenientes para que no hiciese su oficio libremente”, según consta en las informaciones que se envían a su majestad, “lo cual me ha dolido en el ánima” por ver lo lejos que está “el remedio de los miserables vasallos” del Rey, quienes eran “molestados y más perdidos”. Aquella Audiencia fue “proveída de personas de poca edad y experiencia, los cuales, aunque no lo hagan de malicia sino por ciencia, … para venir a acertar un negocio yerran cientos”. También me ha dolido que teniendo el Licenciado Zurita la “voluntad e instrucción de hacer justicia … no fuera honrado, favorecido y obedecido”, no sólo en el Nuevo Reino, sino también en Santa Marta, donde también fue a tomar Residencia (I. 1), y que por no poder ejecutar las sentencias contra los delincuentes, “por verse con poca libertad”, salió de Santa Marta “un día o dos antes que se cumpliesen los LX días de la Residencia”; por eso vino a Cartagena a solicitarle a Heredia su ayuda para “prender a algunos delincuentes que por él habían sido sentenciados, para que se ejecutase la justicia de vuestra majestad”. Heredia proveyó la gente que se requería y viajó con ellos y apresaron a las personas señaladas por Corita y las trajeron a Cartagena, dándole al pueblo de Santa Marta la “quietud y sosiego de lo que tantos días ha que carece”. 
Las razones de los excesos y delitos que cometieron serán informadas por el juez.
En cuando a la Residencia que Miguel Díez debe dar en la Gobernación de Cartagena, le informa que viajará a España “sin querer venir a dar cuenta como es obligado”, y le pide que “por causa de semejantes dilaciones maliciosas, no dejemos los que estamos agraviados de alcanzar justicia, puesto que es mucho desentir que a cabo de cinco años y más que ha que nos ha seguido la ira de Miguel Díez, se vaya sin dar cuenta e pagar lo que debe”; y porque, mientras el Rey provee remedio a esta situación, acabarán sus vidas y hacienda, y “fenecerá nuestra justicia”, y los testigos se irán, de manera que cuando el licenciado Díez regrese a pagar lo que debe, “no hallará quién se lo demande, y si los hobiere, serán tan pocos que de muy gastados y cansados, lo dejarán que se quede con todo”.
Heredia sugiere al Rey que para agilizar el proceso y se restituyan y recuperen las personas, ordene que no se le pague más salario al licenciado Díez, pues falta dinero para ello, y si continúa en el cargo, “hay mil modos y maneras para enredar toda la tierra en pleitos e diferencias”.
2.Informa al Rey Carlos que recibió una provisión por la cual ordena que, aunque el licenciado Díez haya entregado a particulares y a servidores reales algunos pueblos de indios en encomienda, ellos se restituyan a la Corona, conforme lo disponen Leyes Nuevas [registro A-OR-00740], lo cual fue cumplido e  informado al Rey por Heredia (I. 2), con la excepción de los pueblos de Guanantá y Turipaná, “que por esperar al Juez de Residencia para que condenase a Miguel Díez en los frutos y réditos, lo había entretenido, pero como la provisión llegó, sin más dilación se cumplió lo que vuestra merced en ella manda, y así todos han vuelto a la corona real”. 
3.Informa que el Adelantado Sebastián de Benalcázar murió en Cartagena, “de camino para ir a esos reinos” con quien “traía yo cierto pleito e diferencia sobre las minas de Antiocha e su tierra”, el cual estaba a cargo del Juez de Residencia de Popayán.  Pero como Benalcázar había fallecido y Heredia y la gente de la Gobernación de Cartagena “gastamos parte de nuestras haciendas y personas” en poblar la región de Antiocha, suplica al Rey Carlos le haga la merced de restituir esas tierras a su Gobernación, pues no sería justo que proveyese un Gobernador para esas tierras “siendo cosa tan legítima”. Y así  “podrá ser informado de los que van” , que es difícil llegar allí desde Popayán y que llegar desde la Provincia de Cartagena es más fácil “por ser camino breve y navegación de treinta o cuarenta leguas por la mar” (I. 3).