Noticias sobre la Gobernación de la Provincia de Cartagena.
Envío de oro y aviso de nuevas remesas cuando pase el invierno.
Acusaciones contra Heredia por diferencias con comerciantes en Cartagena.
Expedición de descubrimiento y conquista de las tierras de Urabá y del Cenú.
Diferencias con la Gobernación de la Provincia de Tierra Firme por delimitación de tierras en Urabá.
Gastos pagados con parte del oro sacado de las sepulturas del Cenú.

Pedro de Heredia, Gobernador de la Provincia de Cartagena, escribe al Rey Carlos I sobre varios asuntos:
1. Menciona que con Álvaro Torres le envió información sobre “todo lo sucedido en la tierra hasta el día que él se partió” hacia España y le mandó 16.000 castellanos que deben estar ya en esas tierras, y que en la Hacienda de la Provincia de Cartagena hay “veinte y tantos mil castellanos los cuales yo quisiera que en estos navíos se enviaran”, pero los oficiales de Hacienda los enviarán al pasar el invierno, de lo cual se encargará hacer cumplir.
2. Informa que después de las noticias del descubrimiento del Perú, se marchó mucha gente de su provincia; que la zona del Urabá está en el camino hacia “donde se ha descubierto el oro” de esas tierras, pero hay poca comida, y que como llegaron allí muchas personas a vender las cosas a precios tan altos, “que valía un caballo quinientos castellanos e aquí ordinariamente vale ochenta, e un negro otros quinientos … e como compraban las cosas a estos precios, no hubo ninguno que no se adobase en mucha cantidad”. 
Informa que a Cartagena llegaron (I. 1) “ciertos caballeros que vinieron aquí de la villa de Madrid, [y] me hicieron cierta resistencia” pues querían enriquecerse.  Al querer apresarlos, viajaron a la Isla Española “a hacer relaciones no verdaderas, no embargantes que aquí se hizo proceso contra ellos de la ciudad, e se envió a la dicha Isla Española”, y como ha sabido que esas informaciones fueron enviadas a España, y que alla nombraron a un Juez de Residencia que viniera a investigar el caso, que se ahogó en el camino, y como esta tierra “agora está en términos de descubrirse lo bueno que hay en ella”, Pedro de Heredia le informa que si llega algún juez a investigarlo, tendría que quedarse y cancelar las expediciones que había iniciado, por lo que los Cabildos de Cartagena y de San Sebastián de Urabá le han solicitado que las continúe, “protestándome todos los daños que a la hacienda de vuestra majestad le viniese por no ir”, ya que tiene dos ejércitos formados con cien “hombres de pie y de caballo”, uno en la provincia de Urabá y otro en la del Cenú. Debe ir “porque agora es el tiempo del verano”, y las noticias que tiene es que la tierra es grande, pero será difícil mover esos ejércitos pues “habemos tenido diferencias con los de la gobernación de Tierra Firme porque vuestra majestad ha sido servido de dar ciertas cédulas contra la capitulación que conmigo está asentada” (I. 2), razón por lo que le suplica se remedien estos asuntos.
3. En la carta enviada con Álvaro de Torres le informa que ha sacado “cierta cantidad de oro de las sepulturas del Cenú” y que los oidores de la Isla Española afirman que son “treinta e tantos mil castellanos de todos oros”. Heredia afirma que el dato del oro que ha encontrado aparece registrado en los libros del rey, que ha pagado los impuestos que le corresponden y que con ese dinero ha dado “socorro a la gente”, ha prestado dinero “en tres pueblos que tengo poblados en esta gobernación” y ha gastado en dos bergantines que mandó hacer para descubrir el río del Cenú, con los cuales continuará el descubrimiento de otros ríos, y afirma: “que si agora o en algún tiempo se hallare otra cosa más con verdad de la que digo, vuestra majestad me mande cortar la cabeza por traidor, porque desde aquí yo me condeno a ello como hombre que miente a su Rey e señor”, y le suplica guardar esta carta “ansí para esto, como si para si vuestra majestad fuese servido de dividir la gobernación e provincia de Urabá desta, conforme a la Capitulación que conmigo está asentada, [y] si la gobernación se despoblare, a mí no me ponga vuestra majestad culpa ni cargo”.
Por todo lo anterior, le suplica proveer “con brevedad” lo que convenga a su servicio (I. 3).