Petición de la Gobernación de Santa Marta para remunerar a sus vecinos por poblar sus tierras, reducir a los naturales y defender el puerto de ataques de corsarios.
Petición para que se den a los vecinos de Santa Marta 1.000 ducados para armamento.
Petición para que en las flotas que vengan a Tierra Firme se envíe un navío directo a Santa Marta con mercadurías, lo cual sería más barato que comprar lo que llega a Cartagena.
Petición para que las encomiendas de la Gobernación de Santa Marta otorgadas a los vecinos de Cartagena que están ausentes, se provean en los que habitan la región.
Petición para que el Obispo de Santa Marta absuelva las apelaciones que hay en su contra, sin que los acusados tengan que ir a la Audiencia o al Arzobispo del Nuevo Reino.
Petición para que se prohíba que la Audiencia de Santa Fe envíe jueces de comisión a la Provincia de Santa Marta, pues con ello se acabaría de destruir aquella Gobernación.

Carta de la Gobernación de la Provincia de Santa Marta al Rey Felipe, en la que refiere que aquellos vecinos han poblado estas tierras, reducido a los naturales, defendido el puerto de Santa Marta de corsarios y “que en estas ocasiones, muchos se han muerto y los demás muy de ordinario ponen su persona en mucho riesgo y han gastado sus haciendas a cuya causa y por no se sacar oro, plata ni haber otras granjerías están muy pobres”, por ello le solicitan que en remuneración de sus servicios “y para que la tierra vaya en más aumento y se acaben de pacificar los naturales”, les otorgue las siguientes mercedes: 

Considerando que el puerto de Santa Marta “es muy cerrado y donde con mucha facilidad se podría apoderar un corsario y hacerse fuerte en él y desde allí ofender las flotas y navíos que pasasen a Cartagena y Nombre de Dios”, para que los vecinos se animen a defenderlo, ordene que de su hacienda se costee “la pólvora, municiones, los centinelas y … todo lo demás necesario a la guerra, a lo menos hasta en cantidad de mil ducados” y que lo adicional que se gaste se reparta entre los vecinos, como la que se dio a la Isla Margarita. 
Como “las mercadurías vienen por tierra de Cartagena, …valen por excesivos precios y serían muy moderados” si el rey ordenase que en cada flota vaya un navío “de menor porte, sin piloto ni maestre examinado” directamente al puerto de Santa Marta, “pues se ha hecho de merced a otras partes”. 
Como los anteriores Gobernadores “por sus particulares fines, han proveído encomiendas y repartimientos de indios a vecinos de Cartagena y otras partes y consentido vivan fuera de ella” dándoles licencia y “los mejores repartimientos son de los que están ausentes”, hay poca vecindad, “la tierra va en disminución y los indios no son doctrinados” porque se han entregado a (I. 11) personas que están ausentes, y “no se consigue el justo celo que vuestra alteza tiene en la conversión de los naturales”. Para solucionarlo, es conveniente que el Rey “dé cédula al Gobernador nuevamente proveído para que las encomiendas hechas en vecinos de otras partes y ausentes, lo pueda proveer en los vecinos y personas que residieren en la dicha gobernación”. 
Como sucede a menudo que el Obispo y sus vicarios no quieren “otorgar las apelaciones que de ellos se interponen”, ni quieren dejar de imponer “descomuniones y censuras, … se siguen de ello algunos escándalos, que todos no los puede remediar la Audiencia” ni el Arzobispo Nuevo Reino de Granada, pues porque por estar muy distantes “y ser necesarios más de ocho meses para ir y volver, algunos se dejan estar descomulgados por evitar el gasto del camino”, le piden al Rey que mande ordenar que “el Obispo y sus ministros absuelvan por tiempo de los dichos ocho meses”.
También informan que si “la Real Audiencia enviase jueces de com[isión], como suele hacerlo, se acabaría de destruir la dicha Gobernación”, por lo cual le suplican les hagan merced sobre este asunto como se le dio a “a la isla Margarita, Caracas y otras partes”. 

Documento revisado por el Consejo de Indias el 10 de enero de 1592 años. Firma el licenciado Núñez (I. 12).