Petición para que se abra una zanja en el terreno que separa el Río Magdalena con la Ciénaga de Matuna en Cartagena, para acortar el camino de navegación y bajar los costos de transporte de alimentos, metales preciosos y otras cosas desde el Nuevo Reino.
Detalle de las distancias que hay entre Cartagena y el Nuevo Reino, la desembocadura del Río Magdalena y la Barranca de dicho río, y detalle de la propuesta para construir una zanja que comunique la Ciénaga de Matuna con el mencionado río.

Carta de Bartolomé de Campuzano, Procurador General del Cabildo de Cartagena, al Rey Felipe donde menciona que aquella ciudad y provincia, “por ser tierra muy caliente” y por no cultivarse en ella el trigo, “tiene falta de harina y bizcochos para su proveimiento y [el] de las flotas y armadas que allí llegan” y de muchos otros navíos que vienen de varios sitios de las Indias como de los reinos de España, por esto, los alimentos que se proveen llegan todos “de acarreto de las provincias del Nuevo Reino de Granada, Ocaña, Venezuela y otras partes distintas y apartadas de la dicha ciudad”, y como la distancia que hay para llegar hasta esas tierras es mucha, tanto por río como por tierra, los costos de los mencionados alimentos son muy caros en aquella ciudad.
Lo mismo sucede con “todo lo que baja del Nuevo Reino de Granada y [de la] Gobernación de Popayán y [de] otras partes a la costa de la mar, así mantenimientos, oro, plata y otras cosas”, pues todo ello “viene por el Río Grande de la Magdalena abajo doscientas leguas en canoas y balsas y desembarcan en las barrancas del dicho río en la costa de Cartagena, que están de la ciudad 24 o 25 leguas, y de allí se llevan por tierra en arrias de mulas que vienen por ello de la dicha ciudad”, siendo los costos muy altos, siendo inclusive mayores cuando los caminos están “muy malos y empantanados” pues en gran parte del camino, la tierra está anegada de agua, por cuya causa “no pueden andar las arrias de las mulas y se pierden las harinas y bizcochos que están en las barrancas y se pudre todo … por no poder caminarse el camino cómodamente y si algunas arrias andan, son a peso de dinero y con todo eso llega todo mojado y podrido…. de donde viene comerse muy bellaco pan, porque revuelven la harina mala con la buena porque no se pierda y así siempre se come ruin pan”, y aunque “algunas fragatas entran en el dicho río y suben por él … arriba cargadas de ropa hasta la villa de Mompós”, cuya distancia es de 50 leguas y bajan los alimentos y harinas del Nuevo Reino con mucho trabajo “de los que las navegan y con gran dilación del tiempo” pues pueden demorar tres o cuatro meses, y tienen que enfrentar los riesgos del mar por “la entrada y salida por la barra del dicho río”,  pues allí se han perdido algunas embarcaciones por los trabajos que implica navegar las 40 leguas que hay desde “la boca del río al puerto de Cartagena” y por la presencia de corsarios franceses “que asimismo han robado algunas, por andar en aquel paraje muy de ordinario”.
Mucho trabajo “se excusaría si vuestra alteza fuese servido mandar que todos los dichos mantenimientos y otras cosas que se navegan por el Río Grande de la Magdalena, fuesen por el dicho río hasta el caño que entra del dicho río a la ciénaga [de Matuna], una legua abajo de la barranca que llaman de Mateo y veinte leguas de la mar el río arriba, caño y brazo de la Ciénaga de Matuna que va atravesando toda la tierra de Cartagena por la tierra adentro y a salir a un ancón de la mar, junto al puerto de Cartagena que llaman La Boca Vieja de Matuna, yendo las canoas y barcos con negros”.
El Procurador informa que por este camino podrán “ir todas las mercaderías y mantenimientos y plata y oro desde el puerto de (I. 1) Mariquita del Nuevo Reino de Granada hasta el muelle de la ciudad de Cartagena sin desembarcarse” en menos de ocho días, sin los riesgos del mar ni de los franceses, ni otros estorbos. Esta ruta podrá ser aprovechada por toda la tierra, tanto por la gente del “Nuevo Reino como de Cartagena y otras partes … y si las minas de Mariquita son tan ricas como dicen que son y si prosiguen adelante su labor, conviene mucho se haga la dicha navegación así ahora … por ser de grandísima importancia embarcar la plata dos leguas de las minas en el río y desembarcarla en el muelle de Cartagena” donde se encuentran los navíos que las llevarán a España, la cual llegará a Cartagena ocho días a partir de que se embarque, por lo que se ahorrarían muchos costos “de las arrias por tierra y los riesgos de la mar y de los corsarios”.
Si se implementa esta propuesta “no viene perjuicio a ninguna persona”, tan sólo a “algunos pocos particulares que tienen arrias de mulas”, quienes podrán traer en barcas lo que transportan en mulas, y éstas llevarán por tierra a los que no quieran ir en canoa.
Para que se pueda hacer esta navegación “sólo es necesario … que al entrar del Río Grande en el caño de la ciénaga, se abra por el dicho caño un cuarto de legua una zanja por donde corre y entra el agua del río que hinche la dicha ciénaga, porque aunque es verdad que en tiempo de las aguas cuando el río viene crecido y lleno, entra mucha cantidad de agua que hincha todas las ciénagas que son más de cuarenta leguas; en el verano baja el río mucho y quedan altas las barrancas y por esta causa entra poca agua”, y si se abre la zanja en ese tiempo, “el peso del río cuando venga la creciente entrará de golpe y la misma agua hará camino perpetuo y cada día mayor”, y haciendo esta zanja y otra junto “al estero de Bahaire, que está en la bahía y puerto de Cartagena” a cinco leguas de la ciudad y todo ello “dentro del puerto, a la salida de la mar en la Boca Vieja de Matuna, quedará hecha perpetuamente una navegación descansadísima y buena” y se gastará en ello poco dinero, lo cual podrán hacer “con gran facilidad” el Gobernador y el Cabildo, “poniendo en ello un poco de cuidado”.
El procurador Campuzano suplica al Rey Felipe que como el Presidente de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada “ha de pasar y estar en aquella ciudad, lleve orden de vuestra alteza para tratar con el Gobernador y Cabildo el negocio y se informe y les deje orden para que precisamente lo hagan, pareciéndole que conviene”, pues ello sería muy provechoso para él y para sus vasallos, pues se ahorrará mucho dinero en el transporte de “las arrias que llevaren la plata que viniere de las minas de Mariquita desde las barrancas del río a Cartagena” si se lleva por la ciénega (I. 2).
En el último folio dice: “La ciudad de Cartagena sobre que se abra la ciénaga de Matuna”, y si el doctor González considera “que conviene, les deje orden precisa para que lo hagan hacer”. 
En una nota de otra mano dice que se le informe al Consejo de indias “lo que podrá costar y de dónde se podrá proveer, que no sea a costa de su majestad” (I. 4).