Orden a los capitanes, generales y almirantes de la Armada Real y de los navíos que llegan al puerto de Cartagena, que no visiten ni impidan la entrada y salida otros navíos, pues esto corresponde a los Oficiales de Hacienda de esa provincia.  

Copia de una cédula real dirigida a don Pedro de Coronado Maldonado, Procurador General de la ciudad y Provincia de Cartagena, quien ha informado al Rey Felipe que “cuando los galeones del Armada Real de la Guarda y Costas de las nuestras Indias están en el puerto” de Cartagena, “salen de él a recibir los navíos y fragatas” que llegan de España y de los que van con bastimentos y mercadurías, “y los visitan y piden los registros, antes que los oficiales de nuestra Real Hacienda … y les toman los marineros y gente que traen, y los dejan desaparejados, sin que puedan volver a navegar y a los que entran en el dicho puerto no los dejan salir de él sin licencia del General, llevándoles intereses por la licencia”, por ello (I. 12) , muchos barcos “pasan de largo” por el puerto sin llevar bastimentos, y por esta causa recibe mucho daño la ciudad. El Procurador le suplica ordenar que la Armada deje “entrar y salir los dichos navíos libremente, sin los visitar ni hacer molestia”.
El Rey ordena a don Cristóbal de Eraso, Capitán General de la mencionada Armada, a sus almirantes, lugartenientes y capitanes, tanto de sus galeones como de otros navíos que llegan al puerto de Cartagena, “que no se entremetan a visitar los navíos, fragatas ni barcos que entraren en él, ni les impidan la entrada ni salida de él, dejando a los oficiales de nuestra Real Hacienda de la dicha provincia hacer libremente las dichas visitas, conforme a lo que por nos está ordenado”. Refrendada por Antonio de Eraso (I. 13) [registro A-OR-1713].